las caderas vacilan
ante el ojo
ansioso
sacudiéndose pregonan sinfines
vértigo húmedo
por donde el punto destruye
vacilan, deseables
el ojo
no se niega
resbaloso
tumescente
y arroja la vorágine
aquí estamos
llorándome
que cuide sus despojos
–esta inocencia
de sangre
su único atuendo
el ojo no se desvía
pero sabe su mirar
en otra parte
en ese cuerpo que huye
con sus caderas disueltas
en otros cuerpos
haciéndose grieta, despojos del no
que lo es todo
–hay algo más
afuera
siempre hay algo más
(eso parece)
porque
aquí estamos
duros de ausencia–
las caderas
(ohdiosasodiosas)
dejan otro ahora
más y más
dicen al decir
adiós
es todo lo que puede
el ojo
despedirse
porque está
en otra parte.